Las ágatas son unos minerales muy útiles para asentar nuestras energías, nos aportan equilibrio físico, intelectual y emocional. Nos ayuda a centrarnos y estabilizarnos armonizando el
yin y el yang.
Estamos ante un mineral que nos aporta calma y sosiego y que de una forma sutil nos aporta una gran fortaleza.
Psicológicamente el ágata nos facilita la aceptación de uno mismo, fortaleciendo la autoconfianza. Nos anima al autoanálisis y al autoconocimiento, focalizando nuestra atención en cualquier circunstancia que este interfiriendo en nuestro bienestar.
Este es un mineral que potencia la función mental mejorando la concentración la percepción y las habilidades analíticas dirigiéndote hacia soluciones prácticas.
Emocionalmente las ágatas nos ayudan a superar la negatividad y la amargura del corazón. Nos cura la rabia y la ira interna, animándonos a volver a empezar. Resulta muy útil para cualquier tipo de trauma emocional. Nos aporta una sensación de seguridad y deshace las tensiones internas.
Las ágatas son muy espirituales, nos animan a la contemplación serena y la aceptación de nuestras experiencias vitales.
Propiedades para nuestro organismo:
El ágata estabiliza el
aura, eliminando y transformando las energías negativas.
Es un gran limpiador tanto a nivel físico como emocional.
Llevada sobre el corazón, cura las situaciones emocionales que impiden la aceptación del amor.